Gracias por criarme con risas y amor y por crear un hogar tan hermoso para papá y para mí. Gracias por escucharme siempre.
Puedo hablarte literalmente de cualquier cosa y nunca tengo que preocuparme por lo que dirías porque sé que compartimos el mismo espíritu, la misma línea de pensamiento.
Gracias por reírte conmigo todo el tiempo. Nadie más entiende por qué nos reímos de las cosas estúpidas que hacemos, pero simplemente nos ocupamos de ellas.
Somos los que nos reiremos indiscriminadamente en la iglesia, en un funeral o en cualquier otro lugar serio o inapropiado, de algo que sucedió la semana pasada o ayer, o ese mismo día, o de algo que nadie más en el mundo pudo haber hecho jamás. lo encuentro divertido pero por alguna razón nos divierte.
Nos avergonzamos cuando nos atacamos, nos estremecemos de risa, somos incapaces de respirar en el peor de los casos, pero no nos importa porque estamos en un mundo que solo nosotros dos podemos ver.
Gracias por protegerme tanto siempre. No puedo contar la cantidad de veces que dijiste: «Le pegaré» después de descubrir que alguien me lastimó o intentó lastimarme.
Gracias por darme tu gracia y estilo. Gracias por dejarme jugar con tu maquillaje y probarme tus tacones de aguja cuando me vestí de niña. Tú moldeaste mi gusto por la ropa y me enseñaste a ser elegante y con clase.
Gracias por cuidarme y no enojarme cuando me emborraché tanto que me caí al suelo. Gracias por traerme un montón de McDonald’s para el desayuno a la mañana siguiente y enseñarme cómo curar la resaca (comida grasosa. Mucha comida grasosa).
Gracias por ser conocida por mis amigos como una «mamá genial».
Muchas personas pueden contar historias de terror sobre el momento en que su madre los avergonzó cuando eran adolescentes.
No muchas personas pueden decir que su madre también es su mejor amiga. Soy uno de los pocos que puede hacer eso.
Te amo mami <3