Adiós 2019, estoy listo para separarme de ti.
Se sintió como ayer cuando te vi por primera vez. Encarnabas todas mis esperanzas y sueños de un futuro mejor. Eras la encarnación de todo lo que quería lograr.
Encarnabas todas las atrevidas aventuras, experiencias y empresas que anhelaba. Eras la salvación que esperaba que me llevara a los brazos del dulce éxito.
Te saludé con alegría y felicidad. Ahora que es el momento de despedirme, te dejaré ir y te daré el debido título que te mereces.
Habías sido un torbellino de emoción y hubo tanto risas como lágrimas. Hubo días en los que la frustración y la decepción casi me llevaron al límite.
Los días desgarradores en los que perdí la esperanza y temí estar congelado en el dolor y la desesperación.
Los días implacables que pusieron a prueba mi paciencia y fuerza de voluntad y me suplicaron que no me rindiera y que aguantara un poco más. Los días oscuros en los que me golpearon contratiempos y sentimientos de fracaso y creí que nunca lograría mucho.
Eran impredecibles en la marea de cambio que llovió sobre mí. No estaba preparado para salir de mi zona de confort, donde la curva de aprendizaje fue más pronunciada de lo que esperaba.
Has sido duro y decidido en tus lecciones que me llevaron a través de las diferentes etapas de la vida en las que aprendí todo lo que necesitaba. Fuiste despiadado cuando enfrenté la pérdida y el dolor, y supe que nunca volvería a ser el mismo.
Pero también fueron los días más oscuros cuando descubrí una fuerza que nunca supe que existía. Encontré un nuevo comienzo al dejar ir a todas las personas y situaciones que ya no me servían.
Me enfrenté a la dura e incómoda verdad que tenía que cambiar antes de poder tomar medidas para remodelar mi vida.
¡Adiós 2019, tengo que dejarte ir!
Dejo ir las historias no contadas, la conclusión no resuelta y las palabras no dichas. Acepto que a menudo no obtenemos lo que queríamos, y eso también está bien.
Un final puede ser complicado y, a veces, es difícil adaptarse a los cambios. Los amigos pueden distanciarse unos de otros y los amantes pueden volverse extraños. Los éxitos y la felicidad de hoy pueden convertirse en la terrible tragedia de mañana.
Lo que tenemos es este mismo momento.
Es posible que no podamos controlar lo que nos sucede, pero podemos elegir cómo responder. Puede que no sepamos lo que nos depara el futuro, pero podemos apreciar el presente y no perderlo.
Lo importante es cómo nos enderezamos después de cada caída. Lo que importa es cómo afrontamos los desafíos que tenemos por delante y cómo nos negamos a ser derrotados.
Más importante aún, cómo enfrentamos valientemente nuestros miedos y los derrotamos con nuestra determinación, perseverancia y resistencia.
Lo que más importa es cómo lidiamos con nuestros miedos para sobrevivir y prosperar lo mejor que podamos.
¡Adiós 2019, gracias por todas tus lecciones!
Gracias por mostrarme cómo resucitar de las cenizas. Gracias por prepararme para la próxima década. Gracias por darme la esperanza de que el próximo año sea mejor.