No lo dejes ir porque no lo amas, sino porque mereces ser amado de nuevo.
No lo dejes ir porque no lo has intentado, sino porque te mereces a alguien que se esfuerce más.
No lo dejes ir porque no fuiste suficiente, sino porque nunca debería hacerte sentir así.
No lo dejes ir porque no te guste hablar con él, sino porque mereces que alguien inicie la conversación.
No lo dejes ir porque quieras, sino porque a veces las personas que más deseas son aquellas sin las que tú mismo eres mejor.
No lo dejes ir porque no te hizo feliz, sino porque te entristeció tantas veces.
No lo dejes ir porque no quiere vincularse contigo, sino porque es él quien no merece tu lealtad.
No lo dejes ir porque es un mal tipo, sino porque no es bueno para ti.
No lo dejes ir porque no es la elección que todavía harías, sino porque nunca debería hacerte sentir como una opción.
No lo dejes ir porque no quieres saber cómo está, pero debería haberle preguntado cómo estás.
No lo dejes ir porque no piensas en él, sino porque él no ha pensado en ti durante mucho tiempo.
lo dejó ir
Déjalo ir, incluso si te mata no responder, pero te mereces mucho más que un mensaje de texto.
Déjalo ir porque no te apreció lo suficiente, incluso si quieres quedarte.
Déjalo ir porque es admirable que todavía lo veas en su mejor momento, pero porque no merece tu amabilidad.
Déjalo ir porque si le importara no te dejaría ir y todavía te abrazaría.
Pero no lo hizo. Dejas ir y te das cuenta de que has estado parado solo todo el tiempo.