Ella era una mujer como cualquier otra. Ella siempre solo quiso ser feliz y amada. Sí, ella creía en el amor. Creía que su amor duraría para siempre. Nunca pensó que su «alma gemela» destruiría sus esperanzas y rompería su corazón en innumerables pedazos.
Pero resultó que él no era el chico del que se había enamorado. Todos sus sueños se vinieron abajo. Su mente estaba rota, su sonrisa se había ido, su alma estaba oscurecida. Su mundo se convirtió en nada más que un gran vacío, una oscuridad.
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Ella era una mujer que fue destrozada por un psicópata emocional.
¿Fue culpa suya? No. Ella no hizo nada malo. Ella solo quería ser amada y respetada. Quería ser aceptada y valorada por quien era, con todos sus méritos, miedos, inseguridades y errores. Quería que la trataran como trataba a su «Príncipe Azul». Pero eso nunca sucedió.
Ella le dio todo: corazón, cuerpo, mente y alma. Ella siempre ha puesto sus necesidades y deseos en primer lugar. Él era su máxima prioridad. Al tratar de hacerlo feliz y emocionalmente completo, perdió su autoestima. Olvidó quién era y lo que realmente necesitaba y quería. Se olvidó de quién era antes de conocer a este psicópata emocional.
¿Y sabes qué? Antes de conocer a este insidioso camaleón, era la persona más feliz del mundo. Ella era despreocupada, segura de sí misma y conocía su autoestima. Creía en la bondad de las personas. Estaba llena de esperanza para su futuro. Tenía muchos amigos y disfrutaba pasar tiempo con ellos. Todo su mundo era brillante.
Pero todo eso desapareció después de que ella cayó en la trampa venenosa de su pareja. Pero, ¿cómo supo que él no era la persona cariñosa, amable y generosa de la que se enamoró cuando lo vio por primera vez? ¿Cómo sabía que la engañaría y arruinaría su vida? Ella nunca pensó, ni siquiera en sus sueños más locos, que él jugaría juegos mentales furtivos con ella y se metería debajo de su piel solo para agarrar y destrozar su corazón.
Ella se enamoró perdidamente de él, a pesar de que la vocecita en su cabeza le dijo que algo andaba mal, que las cosas no estaban tan bien como pensaba. Decidió no escuchar esa voz porque sabía que si la aceptaba, toda su vida se derrumbaría.
Cuando entabló una relación con él, creyó que él era el indicado. Ella pensó que encontraba su mitad perdida en él. Ella imaginó su vida con él. Pero ella estaba tan equivocada.
Pero abrió los ojos y se despertó de su dulce sueño. Lo que vio no fue nada agradable. Tu príncipe azul ya no podía fingir ser alguien que no era. Se le cayó la máscara, o mejor dicho, mostró su verdadero y cruel rostro a propósito porque sabía que no tenía nada que perder.
Más importante aún, no podía perderla porque estaba tan enamorada de él. Tenía su corazón en la mano y podía hacer lo que quisiera con él. A él no le importaban sus sentimientos en absoluto. Él nunca se preocupó por ella tampoco.
Fue difícil para ella dejarlo ir. Ella pensó que si le ofrecía mucho amor y atención, él cambiaría y vería la persona increíble que tiene a su lado. Pero todos sus esfuerzos han sido en vano, él nunca ha cambiado.
Él siempre la culpaba.
Si él estaba teniendo un mal día, se sentía nervioso o cometía un error en el trabajo, todo era culpa de ella. La culpó de todas sus fechorías. Ella era su perfecto chivo expiatorio. En lugar de disculparse o arrepentirse de ella, este hombre cruel la ha abusado emocionalmente y le ha quitado la felicidad.
A menudo estaba celoso.
Aunque ella nunca le dio una razón para estar celoso, él lo estaba de todos modos. No podía soportar verla con otros chicos, ya fueran amigos o parientes. Actuaba como si la tuviera, como si ella no tuviera personalidad, ni necesidades, ni deseos, ni sueños. Él controlaba con quién pasaba el rato y adónde iba. La aisló del mundo.
Él controló su mente.
Siempre supo cómo hacerla creer en cosas que no eran ciertas. Este psicópata emocional era tan bueno en eso. Cuando sospechaba que le había mentido o engañado, la hacía parecer loca. La hizo cuestionar su lógica y razón. Y de alguna manera, después de tener que aguantar su mierda todos los días, comenzó a creer que tal vez se había inventado cosas que sus ojos no podían ver con claridad.
Solo se amaba a sí mismo.
Este chico que no tenía emociones solo podía amarse a sí mismo. No le importaba lo que ella quisiera, necesitara o cómo se sintiera. Lo único que le preocupaba era estar feliz y contento.
Sin embargo, aprendió la lección y se volvió más fuerte que nunca.
Ella sufrió y vio su vida convertirse en nada más que dolor. Pero sabía que si seguía permitiendo que él se aprovechara de ella y la agotara emocionalmente, la situación empeoraría. También era consciente de que si sentía lástima por sí misma, nunca encontraría una salida.
Y así se deshizo de su influencia dañina. Ella tuvo el coraje de dejarlo ir. Recuperó su confianza. Comenzó a ver y apreciar su autoestima nuevamente. Recordó la mujer que era antes de dejar que este psicópata emocional la destruyera.
Decidió luchar por sus metas y perseguir sus sueños. Ella se convirtió en la dueña de su propia vida. Ha sido víctima desde hace mucho tiempo y eso seguramente dejará muchas cicatrices en su alma. Pero encontró la fuerza para curar sus heridas y seguir con su vida. Estaba decidida a luchar por su felicidad y no dejar que nadie le robara su valor, su valor y su felicidad.